Yo soy de potajes todo el año, pero clavar la cuchara en la yema líquida, y que se mezcle con los garbanzos calentitos, mientras ves cómo se acaba el mundo por la ventana, da un gustirrinín que creo que es exclusivo de estos meses de invierno siberiano.
Puede que éste sea el plato más recurrente en mi casa, calculo que cae unas dos veces al mes. Esto no ocurre porque esté de muerte, que lo está, sino sobretodo Sigue leyendo